Una carta al mes:

Julio 2024

Mala hierba

Siempre vive


Querida persona,


Llevo días pensando en sobre qué escribir este mes. He tenido bastantes ideas pero ninguna me acababa de cuadrar.

Las dejaré en el fondo de armario para otro momento.

Estaba posponiendo la redacción de la carta porque no encontraba el tema. Entonces he decidido sentarme a escribir y confiar en que encontraría la manera, y enseguida ha venido a mi mente lo siguiente:

Si hay algo que me resulta inspirador estos días son


LAS MALAS HIERBAS

(dícese de todas las plantas que no hemos plantado y que sin embargo crecen en lugares en los que, en principio, no las queremos, una y otra vez)



Hace días que las observo y que tengo que eliminarlas de mis bancales. En los últimos meses me han dado mucho en que pensar.

Te diré más, si todo va bien, van a ser protagonistas de alguna ideas nuevas que tengo, pero no hago más spoiler.

Así que voy con lo que me ocupa hoy.



Pienso que es fácil admirar las flores que hemos sembrado. También las hortalizas y árboles que cultivamos para aprovechar sus frutos. En general son bellas y generosas con sus recompensas.

Solo hace falta un pelín de sensibilidad.

He aprendido y aprendo muchísimo de ellas cada año. Sus procesos y necesidades me parecen tremendamente inspiradoras, como a estas alturas ya debes saber.



Pero amiga…

LA MALA HIERBA…

Que desapercibida me ha pasado tantas veces, e incluso qué molesta me ha parecido. Quizás desapercibida no es la palabra, porque la verdad es que se hace notar, pero no había captado ninguna metáfora en su presencia, como si lo he hecho con la presencia de otras.

Te cuento



Lo primero que me pasó con ella es que me daba gustito arrancarla.

Así tal cual como suena. Aunque sea un poco cruel.

En mi huerto hay una parte de siembra directa en el suelo, y una parte en la que hemos construido bancales (plantamos más en alto, con tierra, compost y otra materia que hemos añadido encima de la tierra que ya había).

Debajo de los bancales, antes de añadir todo lo demás, ponemos cartones.

Esto se hace justamente para eliminar una cantidad muy grande de las semillas que hay en el suelo, las de la MALA HIERBA.

Lo que hace el cartón es bloquearlas, para que no puedan germinar.

Con el tiempo, esas semillas mueren, el cartón se descompone, y listo.

Mucha menos faena para ti.

En la parte en la que sembramos directo en el suelo hay muuucha mala hierba. Ahí me da más pereza ponerme a quitarla.

Pero en los bancales hay poca, cosa que hace la tarea entretenida.

El cartón hace su trabajo, pero la SUPERMALAHIERBA es muy poderosa, y poco a poco también se instala ahí.



En los momentos en que tengo la cabeza llena de cosas, ir a arrancar las hierbitas que van saliendo en los bancales me relaja.

Es como un regalo, una pausa en el tiempo.

Voy buscando y arrancando.

Intento, además, hacerlo de raíz, para que no siga creciendo. Suelo hacerlo por las mañanas, aunque cualquier momento es bueno para quitar una o dos.



Y esto me resulta relajante. Porque me hace dejar de pensar en esas mil cosas que van dando vueltas por mi cabeza, estar más presente, concentrarme en cosas sencillas y terrenales.


Y desde hace unas semanas, quizás algo más porque esto va pasando en el fondo de mi cabeza, a ratitos, le doy vueltas a esa metáfora que se ha ido construyendo sobre ellas.

En plena temporada de cultivo, esas malas hierbas conviven con las hortalizas que planto.

Pimientos, berenjenas, tomates, lechugas…

Plantas deliciosas a las que adoramos, pero oye, que delicadas son también!

Lo que observo es que por poca cosa que vaya mal, les cuesta mucho crecer. Necesitan muchos cuidados, un riego constante, bastante sol pero no demasiado… en fin. Una serie de condiciones.

Y si algo va mal, y por ejemplo pasan frío una noche, es posible que ralenticen muchísimo su crecimiento y no lleguen a dar la cantidad de frutos que podrían haber dado.



Creo que nos parecemos mucho a ellas, a veces.

Sin embargo, cuando arranco una mala hierba y no sale de raíz, vuelvo en unos días y se ha multiplicado. Se ha hecho fuerte con la herida, y sigue ahí.



Sin piedad

Sin pedir permiso.

Y supongo que ya ves por donde voy.

¿No te parece inspirador?

A mi si.


A veces me encanta parecerme a una esplendorosa Cosmos, pero hay otras veces en que me inspira más una Ortiga o alguna otra hierba silvestre.

Y pienso, ojalá yo supiera SIEMPRE y sin dudas (como sabe ella) que:

  • No necesito pedir permiso para crecer.
  • Aunque no me nombren, tengo nombre. Soy la Ortiga, la Malva, la Parietaria, el Cardo, el Bledo, la Amapola, la Verdolaga y otras tantas. Y no necesito ser reconocida para SER.
  • No soy mainstream, y no necesito serlo. Hay quien reconoce mi poder y potencial y eso es suficiente.
  • Tengo la capacidad de sobrevivir ante muchas más adversidades que otras muchas plantas cultivadas y deseables.
  • Tengo propiedades que sirven para mucho más que agradar a quien me observe.
  • Sé cual es mi lugar. Sé donde soy fuerte, donde hay lo que necesito, donde tengo una función.
  • Y tengo la fuerza, la paciencia y la confianza para persistir. Para ser creativa y resistir.


Y por eso y otras tantas cosas también me parece tan inspiradora la MAL LLAMADA Mala Hierba.

No quiero tener que ser siempre perfecta y bella, estar condicionada por la mirada ajena, por el diseño de bancal (sigo con la metáfora) que ha construido un poder ajeno a mi.

Quiero crecer asilvestrada, libre y fuerte como cualquiera de esas plantas a las que en general no queremos pero que sin embargo, están ahí, según su propio criterio y fuerza.

Quiero reivindicar, en el lugar en donde más se me pida ser siempre una Rosa, que soy también un Diente de León firme y hábil.

Una Zarza persistente o una Borraja áspera y peluda.

Que si somos jardines, como siempre digo, también somos ellas. Las adventicias. Las no queridas. Las que pinchan, molestan y crecen sin normas ni control.

Seamos TODO, no solo el concepto idealizado. Y eso me parece que es:

A grandes rasgos, NATURALEZA.

Al detalle, a veces flor, a veces espina.

A veces Hormiga, a veces Zorra.

Así que estoy contenta de que haya todo tipo de hierbas creciendo en mi jardín sin mi permiso. La verdad es que voy a seguir arrancándolas en algunos lugares, porque a parte de jardín, soy jardinera. Es mi deber gestionar lo que va sucediendo.



Pero las dejaré crecer en otros, que ellas forman parte y tienen su función.

Espero que sigan calmando e inspirando muchos días más de este animal con forma de persona.

Esta es la reflexión sobre la que me apetecía escribir hoy, y no sé si, dándole tu propia vuelta, puede ser enriquecedora para ti. Pero en fin, dicho queda.



Ya solo me queda la sección de márquetin del mes, pues como sabes las cartas también sirven para esto. Así como otras veces, no voy con nada en concreto hoy, sino con todo a la vez.

Sigues teniendo a tu disposición en la web todo en lo que he estado trabajando y que puede te resulte inspirador.


– Las prints: ilustraciones que a mi me sirven como ancla para recordar aprendizajes y pensamientos que tengo acerca de esto de ser una humana bien sensible a veces.

– El quadern d’autocures : para fomentar el tan necesario autocuidado

– Las  reflexiones ilustradas: por si no quieres escoger una sola ilustración y necesitas un pack con el que poder ir cambiando de mensaje conforme vayas necesitando.

– Y otras cositas como las libretas y los originales de las ilustraciones del proyecto.

Y te dejo aquí todas las fechas de ferias en las que participo este verano, que son varias.

Si quieres cosas que no puedes encontrar en la web, vente y así además nos conocemos y compartimos.

Y ahora si, quiero terminar con un GRACIAS y con UNA CANCIÓN.

>>> Gracias a todas las que respondisteis al formulario del mes pasado, he de decir que la ropa ha ganado con diferencia, aunque hay otras ideas que también han gustado. Gracias por vuestras palabras de soporte, que me dan calorcito directo al corazón. Sigue abierto si no habéis podido hacerlo aún.

>>> Y os comparto una canción que descubrí por casualidad y que me enamoró inmediatamente. Cuando suena en casa la canto a grito pelao, me parece extremadamente tierna y a la vez divertida.

Ya me diréis si os gusta a vosotras también. Es un enlace a spotify, pero os dejo el nombre por si queréis buscarla en otra plataforma.

Persona, de Lorena Álvarez.

Lo dicho, un abracito suave, peludo y puntiagudo,

Marina

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Si crees que estas cartas pueden gustarte, pues apuntarte  aquí.

intramarina

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