Descripción
Creo que todas somos o tenemos jardines internos, y en este caso pensaba en la responsabilidad de hacernos cargo. Sacar las malas hierbas, regarlo cuando no llueve lo suficiente, abonar la tierra para preparar las próximas cosechas, conocer qué tipo de plantas nos sientan mejor según nuestro suelo… En fin, hacer de jardineras para poder ser, también, aquellas que más disfrutarán de todos los frutos y fragancias que éste nos pueda regalar, compartirlos con aquellas personas a las que amamos y quizás también, sin saberlo, con aquellas a las que no conocemos pero pasean cerca por casualidad.
•
A veces una tormenta, una sequía o una granizada pueden estropear el trabajo realizado, pero no queda más, pienso en algunos momentos, que seguir trabajando y no abandonar, para que los ciclos puedan empezar de nuevo, para que podamos mejorar y adaptarnos a lo que hace falta hacer y revivir todo el ecosistema del jardín. No vale sólo esperar a que todo suceda sin más, hay que cuidarlo, conocerlo y amarlo. A veces es necesario ponerse creativa e inventar herramientas que te ayuden en la tarea, o esperar pacientemente a que mejoren algunas condiciones externas. A veces observar y aceptar la muerte o el fracaso, y siempre tratar de aprender y reconocer aquello en lo que se puede trabajar, y aquello contra lo que no se puede hacer nada. Y así, siempre poco a poco, el jardín sigue adelante.